IMAGÍNATE

Imagínate que ―de repente― te quedas sin libros. Sin ningún texto. Han desaparecido. Nadie se explica cómo. El mundo entero se ha quedado patidifuso (!).
¿Se habla sobre ello? Sí-pero-no. A medias. Sin decir nada. Porque la preocupación es tangible. Emana de las personas y se queda flotando en el ambiente, áspera y fatigante.
Y nadie acierta a pronunciar la verdad. La realidad. Nadie quiere decirlo: que no tenemos el control, que ―de repente― nos descubrimos frágiles, que finalmente hemos despertado o nos han despertado.
Sí, las cosas se ponen feas y ―encima― no tenemos nada que echarnos a los ojos…

  

2 comentarios:

  1. Que miedo!! Sería horrible....

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    1. Suerte que no puede pasar. Se trata de imaginarlo. Para valorar los libros. Que abundan y, por lo tanto, se menosprecian. Un chaval diría: ¿y no podrían desaparecer solo los de texto?; un erudito, sin embargo, preferiría que desapareciesen los malos textos; incluso habrá alguien que sueñe con que desaparezcan todos. Siempre hay alguien así...

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