«Por mucho que no lo
entiendas mi enfermedad sí es este capitalismo, tan extendido en la vida social
como para lograr hacerse cuerpo», nos dice una coprotagonista que ―al igual que
sus compañeros de reparto― sabe de dónde viene pero no a dónde va ni a dónde se
puede ir.
Grietas nos habla de una generación desubicada y ―a través de ella―
del naufragio de una sociedad que nació defectuosa.
Podríamos
decir que Grietas es una novela
sensacionalista porque explota al máximo la máxima actualidad, pero también
podríamos decir que es rabiosamente actual. Se podría pensar que Grietas es artificiosa, pues todos los
protagonistas arrastran problemas de última generación, pero también se podría
pensar que es un simple reflejo de la España de la Gran Crisis.
Grietas es terapéutica: psicoanaliza a sus personajes, al lector, al
propio autor. Lo que nos transmite es, sobre todo, impotencia. «En qué momento
se jode todo», se pregunta una y otra vez el narrador. Una pregunta sin
respuesta para un hombre que no acaba de encontrar el camino. O que no acaba de
encontrar ese camino soñado, tal vez intuido.
Cuando no
hay presente ni futuro y el pasado sabe mal, la persona piensa demasiado, y
termina pensando mal (en todos los sentidos): pensamientos negativos,
pensamientos erróneos, pensamientos enfermizos. Cuando no hay esperanza, aparecen
las grietas… y nos resquebrajamos por dentro.
Una obra
imprescindible.
*Santi Fernández Patón, aquí: Santi