KOUNDARA



Cuando me visto de crítico literario, juzgo los textos por lo que pretenden y consiguen. Leo literatura esteticista, juzgo su estética. Leo literatura vanguardista, juzgo la calidad de su audacia. Leo literatura-literatura, juzgo y rejuzgo. Leo literatura social, juzgo su aporte social.
En este mundo literario nuestro no todo es literatura. No hubo custodios literarios oficiales con plenos poderes. No se pudo separar la paja del grano. Hoy día, mejor no pensar en ello, pues sería cuasi imposible. Cuando cae en mis manos un libro de paja, lo dejo en la novena página. En algunos casos excepcionales, lo termino y critico. Tal es el caso de El santo (César Aira), una de las novelas más aburridas que he leído en mi vida*. Pues bien, una vez que ha quedado probado que también hago críticas negativas-demoledoras, diré que hoy toca grano. Toca hablar bien de Koundara, un libro que consigue lo que pretende.
Las siete historias:
Koundara: Una mujer (inocente-insular). Un entorno absurdo-egoísta (como la vida misma). El libro de Anne Sexton o Sharon Olds (a modo de refugio). ¿Qué puedes hacer cuando has nacido en el seno de una sociedad que desapruebas? David Pérez Vega, a través de un relato antisistema, nos habla de un sistema apoyado por individuos que se creen benefactores (casi individuos antisistema) cuando en realidad son parte de ese sistema que día a día nos destroza la vida, la esperanza, la ilusión. El estilo es analítico. La mujer que nos cuenta la historia se queda fuera (o lo intenta).
Mencionar la forma en que la protagonista nos habla de sí misma: Lo que le conté-lo que no le conté (a Maica). Estos detalles técnicos son la sal (y pimienta) de todo texto. Quizás el zampalibros no les presta la debida atención y ahí empieza la mala lectura. Al margen de esto, la narradora se deja ver a través de su narración.  
Acrópolis: La cotidianidad de la España derrotada escrita en un tono coloquial, más espontáneo, pero efectivo al fin. Tal vez la sintaxis es menos precisa en esta segunda historia; tal vez es una historia que requiere una sintaxis menos precisa.
Mencionar el «―consideraba―», que se repite dos veces y yo hubiera repetido bastantes más; y que este texto está escrito en un tono más difuminado que le confiere fuerza al desenlace.
La balada de Upton Park: Tercera historia, tercer tono narrativo, en esta ocasión casi documental, testimonial, hechos que probablemente han sucedido o sucederán. La magia del realismo, la cotidianidad narrada que en el próximo siglo devendrá en túnel del tiempo literario.
Mencionar que estilísticamente es la que menos me ha gustado, aunque también consigue lo que pretende.
Maestro: Cuarto relato, cuarto tono. En esta ocasión, la historia parece narrada «de carrerilla», como si el narrador no tuviera ganas de contarla pero se creyese en la obligación de hacerlo.
Mencionar que ―al margen de su prosa― este relato aporta bastante.
Quitasol: El tono puro de la cotidianidad, de la nostalgia, y de nuevo: el absurdo de la vida. Muchas veces (o casi siempre): las pequeñas cosas terminan marcando nuestras vidas.
Mencionar la mención especial que merece el párrafo final.
Cazadores: O el capítulo de los solteros solitarios que aborrecen su soltería y su soledad. Vivimos unos días en los que lo más habitual es estar soltero o separado o divorciado. Si seguimos así, las viudas podrían empezar a escasear.
Mencionar lo que ya todos sabemos: que cualquiera puede terminar soltero/a y solo/a. Y, por lo general, esto es algo terrible.
Tetras de ojos rojos: El sufrimiento de una esposa-madre dentro de una narración neutra que la envuelve (o encierra). Lo absurdo de conseguir un buen estatus si este no te aporta una cierta felicidad. Pararte a pensar que las cosas no impedirán que te sientas vacía. Equivocarte día tras día sospechando que te estás equivocando pero sin encontrar la forma de salir de una espiral que terminará abocándote a la más terrible de las soledades.
Mencionar que este relato debería ser de obligada lectura para las madres-esposas que tienen dudas (de todo tipo) y ―sobre todo― para las que no tienen dudas (de ningún tipo).
Conclusión:
Un libro realista, social, en la línea de Grietas (Santi Fernández Patón) o Filtraciones (Marta Caparrós). Un volumen de relatos que más bien son micronovelas. Una obra que también podría ser una novela con personajes que no llegan a conocerse. Así la he entendido (yo). Y así recomiendo que se lea, como un todo que es bastante más que la suma de sus partes.
Koundara, de David Pérez Vega.




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